sábado, 9 de mayo de 2009

Triste luna de Mayo

Se me escapa la noche
entre encajes de sombras…
Se me escapan –despacio-
los latidos del pecho.
Se me escapa la dicha;
se me escapa la calma…
Y,
aunque yo me resista
-con profusión de lágrimas-
¡se me escapa hasta el alma!


El eco de tu voz,
que me persigue en mis horas de insomnio,
es un lamento…
Y pienso:
“Quizá estás triste…,
quizá estás sola bajo el firmamento.”
Tu soledad se funde en mi presente.
Con las manos crispadas,
intento, en vano, atrapar el viento
que se lleva el eco de tu voz…
Y un suspiro me dice:
“No podrás; se disolvió…, lo siento!”