sábado, 23 de octubre de 2010

Tu hada de la noche



Sentada en mi casa frente al ventanal
Veo la luna callada mirando al mar
Un ventanal que me lleva a tu ternura
Con olor a dama de noche, jazmin y aventura.

Lagrimas de soledad…
que rasguñan mi corazón en la oscuridad
rayos lunares que desnudan mi alma
en grandes dunas y glaciares.

Soy tu hada de la noche
que se viste de luna para velar tu sueño
y que inventa un sonido
para cada silencio.

Sin tu risa, sin tu voz…
Sin ti mi niña, muere el sol
nace la luna y calla el mar
pero mi amor no cambiará jamás.

Te voy a hacer mi niña
Una cuna de nacár, un edredon de estrellas…
Con perlitas de agua una corona de ensueño,
Y con la espuma del mar un perfumado jabón para tu pelo.

Te voy a hacer un avión
Con alas de caramelo
Para que puedas volar en tu sueño
Por mi cielo.

Voy a poner en el arcoiris
Un castillo cuajado de flores
Para que cuando pases
Veas el mundo de mil colores.

Me gustaria caminar sobre la espuma del mar,
y con un vestido de sal
sentirme como una caracola
Para a tu oido porderte susurrar...

Ya está amaneciendo con olor a sal
mi patio quiere verte no te deja de llamar
mi patio te espera...
con olor a dama de noche, jazmin y mar.

Autora: Mary Carmen Miguel

lunes, 11 de octubre de 2010

Para Noelia Xiaoqing

Adivina que quiero decirte, me dijiste mientras tus ojos parpadeaban  como alas de mariposa. Enseguida me di cuenta  que era un nuevo lenguaje, un lenguaje mudo pero lleno de sentimientos ¡y casi secreto!…No sé, dímelo tú,  dije después de pensar un poco, tratando de responder a tu adivinanza. Me devolviste  una sonrisa con unas palabras que nunca olvidaré … ¡Te quiero mucho!. Como era posible que una niña de tan sólo cuatro años fuese capaz de dejarte sin voz y lleno de felicidad, de recordarte una vez más que el largo y duro camino hacia Nerea merece la pena, que todo lo pasado no importa y lo mejor está por llegar y que hay que seguir avanzando. La emoción me dejó apenas sin voz, pero utilizando el mismo lenguaje le contesté ¡Más te quiero yo!.

Llevábamos apenas unos días contigo, y ya te habías ganado un lugar muy grande en nuestros corazones y en nuestras vidas. Desde aquel día hasta que terminaron las vacaciones, me diste mucho más que tus besos y abrazos, mucho más que tus risas, mucho más que tus juegos, mucho más que tus ¡Fernando! ¡Fernando! ¡Fernando!..., me diste ilusión y esperanza. Desde aquel día me recuerdas que todo saldrá bien.

El último día, parpadeando tus ojos, me lo volviste a preguntar ¿Fernando, que te estoy diciendo?.  Esta vez sí lo sabía y sin pensarlo te contesté… ¡Que no quieres que me vaya!. Un poco triste y sin hablar me dijiste ¡si! asintiendo con la cabeza…esta vez lo había adivinado.

Muchas gracias a Lola y Paco, padres de Noelia, por dejarnos entrar en sus vidas y abrazar a su princesa.